1. La introducción del mármol en Roma viene de la mano  de la conquista romana del mediterráneo oriental entre el siglo II y I a.C.  A finales de época republicana se inicia en Roma la introducción del mármol procedente de las canteras de todo el  Mediterráneo, mármoles africanos como el “giallo antico” o “africano”,de origen griego “pavonazzeto” de Frigia, o “portasanta” de la Isla de Quíos (GNOLI, 2004: 13).

    Sobre todo en las obras de carácter público  el material  tradicional y local, característico en el período republicano como era el tufo, peperino, sperone y travertino se ve sustituido paulatinamente, en lo que a revestimientos se refiere, por el mármol de color, no obstante llegaron a convivir los talleres tradicionales con las oficinas marmóreas que trabajan con una tendencia innovadora en las piezas (OTIÑA, 2002-2003: 147-166).

    El  fenómeno del mármol pasa por tres etapas: la inicial  en época de Augusto dónde se distribuía hacia la capital del imperio y algunas ciudades como puede ser el caso de “Cherchel, Arlés, Nimes y Tarragona” (OTIÑA, 2002-2003: 151). En segundo lugar, con la dinastía Flavia es la época de apogeo para la extracción y uso de estos materiales. Pero es a partir del siglo III cuando se inicia el descenso del comercio y la reutilización del mármol en las ciudades, como vemos en la propia capital de imperio convirtiéndose en la mayor cantera a partir del siglo IV hasta finales del siglo XIX.  Hacia finales del siglo III se atiende a un momento de cambio en el sistema de gestión administrativa y comercial del mármol, circunstancia que se verifica en el siglo IV cuando Roma deja de controlar  las obtenciones orientales, por lo que ante la falta de este mármol se produce un crecimiento de la explotación de las canteras locales -sobretodo el mármol lunense-. A partir de este mismo momento comienza junto con la reducción de extracción del material, el fenómeno conocido como spolia, refiriéndonos con este término a la reutilización del material marmóreo que es despojado  de los edificios públicos para en unos casos reubicarlos en otros edificios con la misma función arquitectónica mencionando el caso de las columnas de granito de la Iglesia de Santa Bárbara en Écija (FELIPE, 2008); o incluso dentro del mismo ambiente doméstico vemos el ejemplo de la herma de la Casa del Oscillum en la excavación de Plaza de España que pasa de formar parte del primer programa decorativo de dicha domus a ser empleado como material constructivo en la segunda mitad del siglo IV d.C. (RODRÍGUEZ et al., 2008: 184). 


    La materialización de la riqueza de las élites astigitanas queda reflejado, en primer lugar, a nivel público, ya que estas se dedicarían dentro del programa monumentalizador de la ciudad al propio embellecimiento arquitectónico y decorativo de los edificios públicos,  que contribuirían a la construcción de los edificios y se ganarían el beneplácito del poder estatal, siempre teniendo como punto de referencia y modelo a la propia Roma. Se produce este auge monumental en el período augusteo en los edificios públicos,  fecha acorde a las influencias itálicas y gusto por las nuevas modas o novedades arquitectónicas que se están llevando a cabo en todas las provincias occidentales.

    Sería en plena etapa augustea, inicios del siglo I d.C.,  cuando Astigi comenzaría a recibir mármoles de importación, al igual que ocurriría en la colonia cordobesa. A principios del siglo II d.C. se introducen en la edilicia astigitana  los fustes monolíticos de granito, también objeto de análisis, demostrando nuevamente la adopción de modelos itálicos para la construcciones sacras, por cuya localización en el entorno central del casco histórico, por la homogeneidad del material como por las dimensiones, se relacionan con edificios de carácter público (FELIPE, 2008). Podemos distinguir una gran variedad en la procedencia del material: por un lado de origen provincial, el conocido como tipo “II” y “III” cuya naturaleza no es segura, pudiendo proceder de canteras de Sevilla o de Córdoba; por otro lado los importados como el granito del Foro,  granito Misio, turco como el granito de la Troade (Anatolia) y de las islas italianas de Elba y Giglio.

    Uno de los actuales estudios sobre la intervención arqueológica realizada en los últimos años del siglo pasado, en la Calle Galindo 2, que junto los resultados obtenidos de la excavación en la Calle Emilio Castelar 5, ejemplifican el segundo período de monumentalidad que sufrió la colonia, con el esclarecimiento del hallazgo de los restos de un templo de época julio-claudia. Esta parte del foro estaría cubierto por un enlosado de caliza, como vemos en la Calle Galido 2 y en Emilio Castelar, siendo la zona más al este de los solares cubierta con losas de Tarifa.  Pues bien se interpreta la posible pertenencia para los hallazgos de este solar de una escalera como acceso a un templo, a pesar de encontrar en el solar aledaño restos de escalones de caliza de sección triangular, no se relacionan con esta construcción ya que iría más acorde con el modelo arquitectónico, su uso en material marmóreo. Según el autor sería “el primer templo en asumir el empleo de mármol en su decoración” en una segunda etapa de monumentalización, perteneciendo el templo del conjunto cultual hallado en la Plaza de España a un primer momento arquitectónico-decorativo, entre otros motivos, por el uso de la piedra local, calcarenita y caliza (BUZÓN, 2009: 99; 2011: 97-98). De la misma forma lo reflejan los elementos arquitectónicos hallados en las excavaciones citadas,  cronológicamente post-augusteos, momento en el que en la colonia se crean nuevos espacios públicos como sería probablemente el caso de este templo, y que responden, por el material marmóreo importado, empleado al segundo momento de monumentalización. Destaca el uso de giallo antico para fustes de columnas y molduras; mármol africano para columnas; y, pavonazzeto para algunas molduras junto con mármol blanco. Después de los breves apuntes sobre el uso del mármol en la decoración arquitectónica, es necesaria señalar su empleo como técnica constructiva documentando en la excavación de Miguel de Cervantes 3, la cama de opus sectile probablemente perteneciente a la solería del espacio público forense en su zona más sur –meridional-, de la escasez de los restos hallados en esta intervención podemos deducir la reutilización de dicho material con fecha postquem altoimperial (SÁEZ et al., 2004; BUZÓN,  2011:76). Como su nombre actual indica la calle Mármoles, así como otros hallazgos confirman, por ejemplo en el número seis de la misma y la excavación esquina con calle Miguel de Cervantes, el pavimento también se caracteriza por el empleo de teselas de gran tamaño de mármol blanco.

    El concepto de <<monumentalidad>> de los edificios públicos en época augustea  como una de las bases que sustentaban la ideología política de expansión imperial conllevó la necesidad de una representación social a nivel particular, y dónde mejor que en las propiedades privadas de cada propietario.

    Las zonas de la casa con mayor decoro marmóreo eran el atrio y/o el peristilo, espacios de acogimiento y representación social hacia la clientela e invitados cuyos mensajes quedaban fijados de manera intrínseca a través del empleo de columnas que sustentarían  la galería porticada que recorre el atrio, en el caso de atrio columnados,  o el peristilo,  pudiendo estar pavimentado con opus sectile o mosaicos.

                                                  


    La colonia astigitana tiene sus primeras evidencias de introducción de mármol en el ámbitoprivado, la mayor parte encontrado en forma de placas de revestimiento. En la zona sur de la colonia se documenta en la primera mitad del siglo I d.C. la excavación arqueológica Calle Miguel de Cervantes 26 y 28 c.v. Calle Cava (NÚÑEZ, 1991:494-503; SÁEZ et al. 2004: 60; GÓMEZ, 2006: 387)domus que se extiende cronológicamente desde el siglo I hasta el III d.C. momento en el que la función doméstica da paso a otros usos como acreditan los enterramientos de época tardorromana. Esta entidad privada se caracteriza por su variedad en  técnicas pavimentales, en la zona sur las tres estancias identificadas están decoradas con opus tessellatumopus fliginium, y uno que podría denominarse “mixto” por la cantidad de materiales y técnicas diferentes que lo componen, entre ellas opus sectile. Acorde al tema a tratar nos interesa, la estancia de la zona norte  decorada en sentido vertical con estucos y horizontalmente por un pavimento de losas rectangulares de mármol  de color blanco y negro, las blancas utilizadas a modo de plinto corrido y en un nivel inferior -0.03 m.- se encuentra la solería de losas blancas intercaladas con filas negras.



    Otros ejemplo de opus sectile es el hallado en la domus de Plaza de Santo Domingo 5 y 7. En el último cuarto del siglo III d.C. surge de la división de la estancia 10, uno de cuyos nuevos espacios se pavimenta con opus sectile, singular por el empleo de una gran variedad de fragmentos de mármoles importados: pavonazzeto, cipollino, giallo antico, serpentino, pórfido rojo, portasantagrecoescrito, rosa portugués, etc. Misma técnica decorativa utilizada en una de las estancias que cubrían el pavimento de la domus noreste del  sector oriental de Plaza de España (ROMO, 2003:79).

     

     


  2. 0 comentarios :

    Publicar un comentario