1. Uno de los mejores ejemplos donde se comprueba el segundo uso dado a los recipientes anfóricos es el ámbito funerario, y así se halló en la necrópolis occidental de Astigi, extremo del decumanus maximus, salida desde la colonia hacia Hispalis.

                   

    Esta excavación arqueológica situada en “La Algodonera”, se realizó entre los años 1999 y 2000, y hasta ahora supone la necrópolis de época altoimperial de mayor extensión excavada, un total de 46 enterramientos.  La imagen (sup. drcha.), corresponde a la Tumba 8, ánfora de tipología Beltrán IIB, contenía en su interior restos óseos, 3 cuentas de collar, lascas de sílex y fragmentos cerámicos.  Pudo corresponder a un posible enterramiento de neonato. Interesante de destacar es cómo el sílex formaría parte del ajuar funerario, con una función similar a las lucernas que facilitarían la producción de fuego en el más allá. La presencia de envases anfóricos, en este caso de salazón,  fragmentados se relaciona con las prácticas rituales de libaciones y/o como forma de señalización del enterramiento.
    En espacios domésticos se ha detectado su uso como material constructivo, correspondiendo a un paramento realizado a base de las bocas y glabos del recipiente el encontrado en la posible dependencia comercial  -tabernae- de la domus en Puerta Cerrada nº 9 con cronología de finales del siglo II d.C. (sector occidental de la colonia).


     


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